El mundo de la moda, los cosméticos, la joyería, entre otros nos han hecho creer que no somos o no nacimos lo suficientemente bellas como mujeres, la publicidad, la televisión, las películas, las revistas y ahora las redes sociales, nos han inculcado un patrón de belleza aparentemente perfecto basado en sus propios conceptos de la belleza pero, que carecen de ser lo suficientemente reales y se basan solamente en lo superficial.
Pero en realidad es que al paso de los años nos damos cuenta de que lo superficial no es lo más importante, sino la esencia de ser mujeres va mucho más allá de lo físico, superficial y de aquellos patrones impuestos por la sociedad.
Hay una realidad con los años nuestra apariencia física y la belleza superficial se va a ir poco a poco marchitando, y debemos entender que es un proceso muy natural, a muchas mujeres nos cuesta asumir y aceptar el proceso de vejez con madurez.
Cuando somos jóvenes nuestra belleza, lozanía y apariencia física pareciera estar en su mejor momento sin embargo nos sentimos inconformes, y es solo través de los años que logramos apreciar y valorar quienes somos realmente, y es allí donde podemos aceptarnos con nuestras virtudes y defectos.
No existe la mujer perfecta, pero si existen mujeres muy bellas a nuestro parecer pero, es que realmente la belleza es una cuestión de percepción, porque lo que para unas personas representa la belleza para otras tal vez no lo es, por tanto, no nos dejemos manipular por los estándares y opiniones ajenas.
Es una cuestión de desarrollar una sana estima, una mujer que se ama a si misma es capaz de aceptarse y de vivir una vida satisfecha y feliz, sin dejarse imponer por los demás un concepto de belleza basado en sus propias percepciones.
Con el tiempo muchas mujeres hemos comprendido que la verdadera belleza se representa por medio de la sencillez, para algunos esto pareciera contrario y hasta ilógico, pero la verdad es que todas las mujeres hemos nacido lo suficientemente bellas desde nuestro nacimiento y en nuestra niñez éramos bellas de la manera más natural y sencilla.
En la etapa de la adolescencia es donde más presión sentimos al no encajar en los moldes de belleza creados por otros, comenzamos a dejarnos manipular por los estándares y conceptos superficiales de la sociedad, creamos una necesidad de consumo, queremos cambiar nuestro aspecto de manera radical algunas veces, dejando en evidencia nuestros vacíos y falta de autoestima, aquellos que queremos ocultar detrás de un disfraz, nos volvemos víctimas de los conceptos de belleza impuestas por otras personas, las empresas de la moda, cosméticos, las redes sociales, la televisión, entre otros.
Al ceder y dejarnos influir por las tendencias que se nos imponen, comenzamos a cuestionar sobre como deberían ser nuestros cuerpos, nuestra estatura, nuestras medidas, nuestras facciones, color de piel, el cabello, entre otros aspectos, llegamos a pensar que somos tan defectuosas y feas por no cumplir con aquellos estándares; esto, es algo muy triste y grave, es un gran engaño que muchas de nosotras podemos llegar a creernos que no somos lo suficientemente bellas, porque no cumplimos los estándares impuestos por otros.
La biblia nos aconseja:
Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Esta sí que tiene mucho valor delante de Dios. (1 Pedro 3:3-4)
Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada. Proverbios 31:30
Durante muchos años nos han hecho creer que necesitamos seguir aquellos patrones para ser realmente bellas como las actrices y las modelos de la televisión, publicidad, revistas y redes sociales, pero en realidad cada una de nosotras hemos nacido bellas con nuestras propias características, hemos sido creadas como seres únicos dentro de un mundo que nos quiere hacer encajar en un solo molde o patrón.
En palabras de una reconocida mujer del mundo de la moda dice:
“La simplicidad es la clave de la verdadera elegancia” Coco Chanel
La verdad es que para estos tiempos somos muchísimas mujeres las que nos declaramos rebeldes al no querer amoldarnos a lo que nos imponen otros, somos suficientes, somos bellas, así naturales y sencillas sin necesidad de tantos adornos, sin tanto maquillaje, sin necesidad de vestidos ostentosos o prendas de ropa costosas, entre otros requerimientos impuestos por algunas empresas de modas.
Es cierto que a todas no nos va a quedar bien el mismo atuendo y que para cada una de nosotras le va un estilo diferente que, va a depender de nuestros propios rasgos y características, el cual nos sentara muy bien, nos hará sentir muy cómodas y lo suficientemente bellas, pero a su vez sencillas mostrando nuestros mejores rasgos naturales que se nos han dado al nacer y siendo nosotras mismas sin querer ser otra persona, otro aspecto importante es aprender a comprar o consumir lo que realmente necesitamos, sin caer en ser compradoras impulsivas, siendo lo suficientemente astutas para no creernos cualquier engaño o estafa que nos quieran vender.
“Con los años algunas mujeres hemos despertado y ahora somos consientes de que no debemos dejarnos influenciar por lo que impongan otras personas que intentan robarnos nuestra verdadera belleza, identidad, esencia y valor”.
La verdadera belleza no es la que llevamos solamente por fuera, sino la cultivamos por dentro la esencia de ser nosotras mismas es lo que nos hace ser autenticas. La libertad de ser bellas es aceptarnos a nosotras mismas y aceptar los cambios físicos a través de los años.
Solo el hecho de ser nosotras mismas sin miedo al qué dirán, es lo que realmente nos va a dar la autenticidad, felicidad y el amor propio necesario para aceptarnos como somos, aceptar que el aspecto físico cambia con los años, que no siempre seremos jóvenes, pero si nos amamos lo suficiente podemos seguir considerándonos bellas por dentro y por fuera incluso través de los años.
Bendiciones.